Manuel Álvarez Bravo por otros
“Manuel Álvarez Bravo, al revés de los pensadores que trabajan con las manos en el cerebro, trabaja con el cerebro en las manos. Me gusta imaginarlo como a San Dionisio que es un santo que tiene la cabeza en su lugar, puesto que la tiene en las manos”.
Javier Villurrutia
“Los títulos de Manuel no son cabos sueltos:
son flechas verbales, señales encendidas.
El ojo piensa, El pensamiento ve,
La mirada toca, Las palabras arden”
Octavio Paz
“Manuel Álvarez Bravo es un hipersensible, de mentalidad incisiva y profunda, abierta a toda experiencia y propicia a toda inquietud. Cuando sintió la necesidad de expresarse en plástica, no fue por accidente que escogió la fotografía como medio. La técnica rigurosa y precisa de esta era sin duda aquella que menos amenazaba interponerse entre su sensibilidad y la obra. Por eso, la poesía discreta y profunda, la ironía desesperada y fina, emanan de las fotos de Manuel Álvarez Bravo a modo de las partículas suspendidas en el aire, que hacen visibles un rayo de luz penetrando en un cuarto oscuro.”
Diego Rivera
“Todo lo poético mexicano ha sido puesto por él a nuestro alcance: allí donde Manuel Álvarez Bravo se ha detenido, donde se ha parado para fijar una luz, un signo, un silencio, es no solamente donde late el corazón de México, sino donde el artista ha podido presentir, con discernimiento único, el valor plenamente objetivo de su emoción.“
André Breton
“Durante largo tiempo, cuando uno mencionaba a la fotografía mexicana, sólo un nombre venía a la mente: Manuel Álvarez Bravo. Antes de que emergiera una nueva generación, la dimensión de su obra ocultaba cualquier otra obra producida en esta rama de las artes en México. Él es uno de los gigantes de la fotografía del siglo XX, y representa no sólo a un país entero, sino todo un estilo y una escuela de hacer imágenes. En las fotografías inimitables de Álvarez Bravo, cada imagen es un mundo en sí mismo, gobernado por su propia lógica, y en el que lo inusual se vuelve ordinario.”
Nissan Perez
“Su obra se arraiga con firmeza en su amor y su entendimiento compasivo de su propio país, sus gentes, sus problemas y sus necesidades. Nunca ha dejado de explorar y de conocer todo ello íntimamente. Es un hombre que ha dominado un medio que respeta meticulosamente y que emplea para hablar con calidez sobre México igual que Atget hablaba de París.”